miércoles, 10 de diciembre de 2008

Mi confrontación con la docencia

Maestra Lily y compañeros del grupo 73, les comparto algunas reflexiones respecto a mi encuentro con la docencia:
Tuve la intención de ser abogada, es más me inscribí en la Facultad de Derecho, al poco tiempo salí huyendo, la principal razón: la carrera no cubría mis expectativas, o tal vez influyeron el ambiente estudiantil, el estilo de los profesores y hasta el entorno físico. Lo cierto es que no fue una decisión fácil, como tampoco lo fue regresar a mi ambiente original: La Unidad Docente Interdisciplinaria de Humanidades de la Universidad Veracruzana, donde había estudiado un año de Iniciación Universitaria posterior a los dos años de preparatoria que en esa época se cursaban obligatoriamente en mi estado.

Analizando las carreras que se ofrecían en el área de humanidades fue que opté por Pedagogía, comencé a conocer la historia de la educación; llegaron los cursos de planeación, didáctica, psicología, microenseñanza, evaluación, orientación educativa, etc., y con ellos el análisis reflexivo de la importancia de ser docente.

Al concluir la licenciatura yo tenía claro que deseaba ser docente y el momento no tardó mucho en llegar porque autoridades del CBTis 90 de Loma Bonita, Oaxaca., solicitaron al director de la Facultad de Pedagogía que recomendara una persona para laborar en el Depto. de Psicopedagogía e impartir algunas materias; así fue como inicié mi trayectoria laboral.

Ser docente del nivel medio superior significa una oportunidad muy valiosa de sentirme revitalizada por el trabajo con jóvenes, de tratar de comprenderlos, de obligarme a estar actualizada permanentemente y de poner un “granito de arena”, para que alcancen un modo honesto de vida.

Me siento satisfecha de ser profesora del nivel medio superior ya que es el último nivel educativo en el que los jóvenes tienen oportunidad de estar en contacto con la cultura universal antes de ingresar al nivel superior. Reconozco también, las bondades del bachillerato tecnológico porque en las escuelas donde he tenido oportunidad de trabajar asisten jóvenes de bajos recursos económicos los cuales al egresar tendrán que dedicarse a trabajar; afortunadamente cuentan con una carrera técnica gracias a la cual pueden emplearse.

Otros motivos de satisfacción que tengo son constatar que los alumnos avanzan en su proceso de formación, o cuando regresan al plantel por algún trámite o a visitarnos y manifiestan que lo aprendido les ha servido en su vida escolar, laboral y hasta personal; cuando externan opiniones tales como “Cuánta razón tenía maestra”.

El otro lado de la moneda es donde encuentro motivos de insatisfacción que me asaltan cuando descubro que algunos, en ocasiones algunos de los estudiantes con los que trabajo no tienen interés en prepararse y salir adelante, su postura ante la vida es simplista, son los mayores (padres, abuelos, hermanos, tíos, padrinos…) los que deben resolverles sus necesidades, las bondades del trabajo duro y perseverante no las conocen, no tienen un proyecto de vida, la diversión y vivir el momento es lo que importa; en ello influye el tipo de educación que reciben en casa y el hecho de que muchos provengan de hogares desintegrados y entonces me desespero al ver que mis estrategias de apoyo no funcionan con ellos.

Lo importante es que considero aún tener fuerzas para seguir en la lucha… ¿ustedes qué opinan?
Maité Sampieri

Mi aventura de ser docente

Mi aventura de ser docente
Hola maestra Lily y compañeros del grupo 73
Al asumir que mis alumnos tienen capacidades diferentes y por ende necesidades y estilos de aprendizaje diversos, y que el entorno se mueve y cambia constantemente, entonces en primer lugar, trato de imprimir a mi quehacer cotidiano la sensibilidad suficiente para descubrir las potencialidades de ese ser humano que está frente a mí y responder a sus demandas, planeando las actividades que voy a realizar no para la colectividad uniforme, no para la igualdad, no en forma rígida; sino para la individualidad, para las diferencias, siendo flexible y reconociendo lo mucho que como docente puedo aprender de mis alumnos, estando dispuesta a realizar las correcciones necesarias en mi programa y en mi actuar, previo análisis con los estudiantes.
Por ello, trato de privilegiar el valor del compromiso, de tal manera que tanto los alumnos como yo tengamos claro nuestro rol. Por supuesto, para que haya compromiso debe existir diálogo, abrir los canales de comunicación adecuados y lograr en el aula un clima social y afectivo propicio para el aprendizaje. Un ambiente agradable de trabajo donde se privilegia el respeto mutuo, para abrir las puertas a la cordialidad, al trabajo colaborativo, a la participación activa.
En el marco de la Reforma Integral de la Educación Media Superior y siendo congruente con ella, espero lograr que mis alumnos sean capaces de trabajar en equipo, de interactuar y desarrollar vínculos de respeto y tolerancia con sus semejantes, puedan emitir juicios de valor, sean responsables de su propio proceso activo de aprendizaje, desarrollen iniciativas, pongan en práctica su potencial creativo y resuelvan problemas: prepararlos para la vida. Estoy consciente que no es una tarea fácil porque implica romper esquemas, reaprender, proponer; lo importante es estar en el camino y trabajar arduamente en ello: reflexión y acción.
Estoy por tanto, en la búsqueda permanente del camino adecuado para lograr superar los motivos de insatisfacción que identifico cuando las estrategias de enseñanza que empleo con mis alumnos no funcionan y me siento triste, desesperada, impotente; por eso, leer el texto La aventura de ser maestro de José Manuel Esteve, me ha permitido valorar que no sirve de nada protestar por el tipo de alumnos con los que en ocasiones me corresponde trabajar; me ha hecho reconocerme como maestra de humanidad y recordar que la sensibilidad que siempre trato de imprimir a mis tareas cotidianas para descubrir las potencialidades de esos seres humanos (alumnos) que están frente a mí no debe sucumbir, debo entonces afanarme en no perder la paciencia, en no desfallecer, sino poner manos a la obra para ayudar a los alumnos a comprenderse a sí mismos y entender el mundo que los rodea, recrear su estado de curiosidad y tener siempre presente que si a algo debo obligarlos es justamente a PENSAR.

De igual manera, tener la capacidad para el autoconocimiento, para ser observada por mí misma, sin autocomplacencias, sin disculpas; reconocerme como persona con expectativas e intereses individuales; un ser humano el cual pretende que sus valores e ideales se concreticen en su labor docente, siendo congruente entre el pensar, el hablar, el sentir y el actuar, y que por supuesto no estoy sola, por lo que agradezco la oportunidad de estar con ustedes y reconozco la importancia de este espacio académico que más que comunicar saberes y certezas, permite compartir dudas, incertidumbres y sobre todo: la firme convicción de ser mejores docentes cada día.

Maité Sampieri


martes, 9 de diciembre de 2008

Los saberes de mis estudiantes

Mis alumnos cursan el primer semestre de bachillerato tecnológico en las especialidades de Mantenimiento Automotriz, Análisis y Tecnología de Alimentos y Construcción; su edad promedio es de 15 años, pertenecen por tanto, a la denominada "generación messenger" porque nacieron en la era de la información, más bien del conocimiento.

1). Para constatar lo que los estudiantes saben hacer en Internet solicité el apoyo de la maestra responsable de la materia de Tecnologías de la información y la comunicación para construir, aplicar e interpretar un instrumento que, de manera general, arrojó los siguientes resultados:

El 90% utiliza la comunicación en Internet con el servicio de chat (messenger) y el 10 % no tiene cuenta para chatear y poco acceden a Internet.

Sólo el 4 % usa Internet para buscar información, el 64 % para descargar videos y fotos y el 22 % para correo electrónico y chatear.

El 64 % comprobó tener una cuenta de correo electrónico y el 36 % no lo ha utilizado.

Mención especial merece el hecho de que el 90 % de los estudiantes acceden al sitio metroflog; la mayoría coincide es que es un espacio social en el cual comparten información propia, fotos de sí mismos y de sus artistas favoritos. Este recurso les permite hacer amigos y sobre todo comprobar su popularidad a través de la cantidad de firmas electrónicas (votos) que reciben de quienes visualizan sus imágenes.

En resumen, el 68 % de los alumnos emplean la Internet como reservorio y el 22 % exclusivamente como medio de comunicación; no obstante, el total (90 %) lo emplea también como espacio social, entendido como esparcimiento, distracción, acciones de compra-venta y hasta ocio; no para crear, producir, colaborar en actividades escolares, académicas, profesionales, de asistencia técnica, etc.

2). Con base en los resultados anteriores, la estrategia que se construyó con los estudiantes para aprovechar sus saberes en las actividades de aula es fortalecer la comunicación en Internet solicitándoles describir para qué sirve el correo electrónico, cuál es su funcionamiento y cómo crear una cuenta, reportando y compartiendo su dirección de e-mail para simular un grupo de noticias, intercambiado y retroalimentando información respecto a un tema de nuestra materia (Lectura, expresión oral y escrita), con la siguiente pregunta detonadora ¿Para qué sirven las Ferias de Libros?. La dinámica para el intercambio de información la hice llegar a todos los estudiantes por correo electrónico especificando el orden de participación, la indagación guiada en páginas de Internet que debían seguir y los roles de cada integrante, recordando cumplir el requisito de distribuir y compartir la información.

3). La pregunta obligada era ¿quiénes van a enseñar a quienes? ¿qué les enseñarán? y ¿dónde lo harán?. La respuesta la encontramos en el hecho de que el ejercicio anterior es un ejemplo de trabajo colaborativo mediado por las tecnologías de la información y la comunicación, puesto que alumnos y docente estamos aprendiendo juntos, compartimos una temática de nuestra materia, trabajamos con libertad en cualquier espacio físico y con el equipo propio o rentado a nuestro alcance, siendo posible evaluar las evidencias de aprendizaje en una sesión plenaria en el aula.

Maité Sampieri Croda